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Raúl Zibechi

El Movimiento por el Agua y los Territorios fue creado en 2013 a raíz de la convocatoria del encuentro “Aguante la vida” por parte del OLCA (Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales). Allí se reunieron unas cien organizaciones territoriales que sostenían conflictos con las empresas extractivas, llegando al acuerdo de formar el Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), porque la privatización del agua atraviesa todos los conflictos.

Chile pos revuelta I. Movimiento por el Agua y los Territorios
En sus primeros años el movimiento se movilizó por la derogación del Código de Aguas, que fue la tarea más urgente acordada. El código de agua fue aprobado durante la dictadura militar en 1981 y permite vender, comprar, arrendar y hasta hipotecar el agua. Esa legislación permite penalizar a las familias que recogen agua de lluvia o a las comunidades originarias que tienen sus fuentes ancestrales.

El MAT se conformó en tres zonales: norte, centro y sur. Participan organizaciones territoriales, ambientales, estudiantiles, asambleas por el agua, algunas ONGs como OLCA, colectivas feministas, artísticas, de pueblos originarios y migrantes.

“En 2019 hicimos más de 60 cabildos por el agua desde Arica a Magallanes donde participaron unas dos mil personas, para proponer un decálogo de la gestión comunitaria del agua y abordar la cuestión de los cuidados, de aguas, tierras y huertas, o sea de la vida”, explica Francisca Fernández (Pancha), antropóloga y militante social.

Asegura que hay un núcleo duro de unas 15 organizaciones y las otras se van sumando a las actividades que se convocan, como las escuelas de formación en temas socioambientales y las movilizaciones contra el modelo de acumulación por despojo. En las zonas hay diversas prioridades como consecuencia del tipo de extractivismo hegemónico en cada territorio. Pero en las zonas urbanas suelen aparecer otro tipo de organizaciones, como las redes de abastecimiento popular que crecieron de modo exponencial durante la pandemia de Covid y aún persisten unas cuantas.

Pareció importante escuchar el razonamiento de Pancha sobre las consecuencias del triunfo del Rechazo en la Constituyente, hace justo un año. Casi todas las personas consultadas aseguran que los movimientos decayeron fuertemente luego de esa derrota, pero ella lo matiza en el caso del MAT. “El exctractivismo va mucho más allá de una coyuntura y de un gobierno”, dice al abrir una extensa reflexión. “A pesar de que nunca pensamos que ganaría el Rechazo, sabíamos que al día siguiente habría que seguir luchando contra el extractivismo, porque es algo estructural”.

Pancha sostiene que el feminismo fue uno de los movimientos más afectados por la derrota de la nueva Constitución, “y aquellos que depositaron todos sus procesos de transformación en el proceso constituyente”. A pesar de que el MAT tuvo seis convencionales, “teníamos la claridad de que aunque se ganara tendríamos una dura disputa para defender lo que habíamos logrado posicionar: el agua como bien común inapropiable, la defensa de la naturaleza, los derechos de la naturaleza, la soberanía alimentaria, entre otros”

Semanas antes de la votación del 4 de setiembre de 2022, Boric ya había propuesta su lema “Aprobar para reformar”, con el objetivo expreso de revertir las reformas que había delineado el texto constituyente. “Teníamos claro que el proceso mayor es la superación del extractivismo y del Estado neoliberal, ese es nuestro horizonte de luchas que desborda la idea de la Constitución”, concluye Pancha.

Más extractivismo bajo el progresismo

“Nuestra lucha nunca se restringió a lo legal, y además el extractivismo se ha intensificado. Claro que hubo un bajón importante en la movilización, pero nuestras asambleas se mantuvieron en gran medida porque Boric ha iniciado un ciclo de aprobación de proyectos extractivos como Alto Maipo y otros, además del hidrógeno verde y el litio que este gobierno los posiciona con más fuerza aún”.

En Chile el extractivismo incluye un gran abanico de iniciativas que van desde la megaminería y el agronegocio, como en toda la región, hasta el modelo forestal y las enormes piscinas de salmón (salmonicultura) en las costas del Pacífico. Todas ellas afectan el agua para el consumo humano. Un buen ejemplo, además de las forestales, son los extensos cultivos de paltas (aguacates) que sobre-explotan los acuíferos.

El MAT se define como un movimiento antipatriarcal y entiende que el extractivismo es el modo como el capitalismo está azotando los territorios colonizados. Por eso su lucha enlaza las vertientes anti-patriarcales y anti-coloniales con la resistencia al capitalismo, ya que ellas están en el del despojo, la contaminación y la degradación de aguas y territorios. “La misma forma de explotar la naturaleza es la que se ha utilizado para ha explotar los cuerpos de las mujeres, les niñes y las disidencias”.

En su análisis introduce la polémica cuestión de lo plurinacional, entendido como un modo de descolonizar. “Nos definimos como plurinacionales pero desde lo territorial y no desde lo estatal, porque en los territorios existen distintas culturas políticas, incluyendo a las personas migrantes”, enfatiza Pancha.

El movimiento puso en pie escuelas auto formativas en invierno y en verano, que van rotando por distintas regiones y están a cargo de la comisión de educación popular. Además funciona una comisión de cuidados y buenos vivires “para afrontar los conflictos internos”, otras comisiones técnicas y de comunicación. Las  vocerías  rotan cada dos años.

“Dentro de nuestros principios históricos está que no pueden participar partidos políticos en el movimiento”, aunque cada quien tenga sus preferencias. La paridad como forma de trabajar ha llevado a que muchas veces haya más compañeras voceras que varones. También han creado una comisión de mujeres y disidencias. En el movimiento se puede participar desde las organizaciones territoriales o a nivel individual pero integrándose en una comisión.

A la hora de redondear, Pancha adelanta: “La única forma de afrontar la escasez y la crisis hídrica en Chile es derogando el código de aguas, en tanto define el agua como propiedad privada. Además queremos terminar con los tratados de libre comercio, como el TPP 11, que ahora de forma insólita fue aprobado por el gobierno de Boric”.

A estas dos cuestiones centrales (agua  tratados internacionales) que atraviesan al MAT, agregan un tercer punto que es la lucha contra las empresas multinacionales extractivas. “Pero a la vez rechazamos las falsas soluciones como el complejo eólico, el litio, el hidrógeno verde y vamos trabajando con la idea de la justicia climática, ya que el capitalismo ha generado una colonialidad de la naturaleza en estos 500 años”.

Fuente: desinformemonos.org