En la ciudad de Rosario, Argentina, los días 2, 3 y 4 de octubre de 2006 nos hemos reunido 300 representantes de Organizaciones Sociales, ONGs y Movimientos Sociales: de jóvenes, mujeres, trabajadores/as, campesinos/as, pueblos originarios, migrantes, diversidad sexual y pobladores/as de cinco países del Cono Sur, que venimos trabajando en un proceso de construcción de ciudadanía activa en el MERCOSUR, que reconozca el papel, la incidencia y participación delas Organizaciones Sociales en la integración regional.
Nos dirigimos a los ciudadanos y las ciudadanas de nuestros países, a los Gobiernos y organizaciones políticas, a las autoridades del MERCOSUR y a nuestras propias organizaciones y movimientos.
Declaramos:
1.- La integración regional: un desafío y un proyectosocial en construcción
Desde los tiempos del “ideal bolivariano” en elsiglo XIX hasta ahora, muchos han sido los intentos para favorecer laintegración de los países. No obstante, ha existido una constante histórica,los acuerdos y tratados en su mayoría, han tenido un carácter marcadamentecomercial o economicista.
Sostenemos que esurgente asumir nuestros rasgos y problemas comunes pero también nuestra diversidadcultural para transformarla en potencialidad política, entendiéndola como unaformidable oportunidad para pensar una integración construida desde losdiversos movimientos y organizaciones sociales de nuestra región.
Desde esta perspectiva, para nosotros/as la integración es un proceso de largo plazo, que supone la construcción de un proyecto alternativo de sociedad, que debe tener en el centro el bienestar de las personas y la socialización del poder, a través de la participación igualitaria de varones y mujeres, en el campo económico, social, político y cultural.
Sostenemos que en el contexto actual, de globalización y hegemonía neoliberal, es necesario y políticamente estratégico favorecer la integración regional.
Concebimos laintegración como un proceso desde abajo, desde las organizaciones sociales ylos pueblos; reconociendo redes ya existentes y generando nuevos lazos; quevalora y potencia la diversidad cultural y equidad de géneros; que se pone comotarea prioritaria la distribución equitativa de la riqueza; que reconoce ygenera estrategias para buscar soluciones a las asimetrías regionales; querespeta y asegura la sustentabilidad de los recursos naturales; que favorece yestimula la democratización de los medios de comunicación.
Desde el PMSSvivimos la integración como un proceso complejo y dialéctico que profundizadiscusiones, tensiones y contradicciones pero que abre nuevas posibilidades ydesafíos. El valor del PMSS es precisamente invitar y apoyar a las diversasorganizaciones a buscar formas de fortalecerse como actores sociales ypolíticos.
2.- Igualdad dederechos entre mujeres y varones
El análisis de género explica cómo la construcción social y cultural que impera en nuestra realidad, ha transformadolas diferencias entre los sexos en desigualdades de poder, sociales, económicasy políticas. Históricamente la diferencia entre los sexos ha “naturalizado” la subordinación de las mujeres y su condición de inferioridad en los distintosniveles y espacios de la sociedad, siendo evidente que no hay ninguna razón“objetiva” o “natural” que sostenga que la diferencia entre los sexos significadesigualdad.
Es necesario reconocer diferentes realidadessegún raza, clase, orientación sexual, capacidades diferentes, orígenes étnicosya que esto implica reconocer que hay condicionamientos en la participación. Elpunto de encuentro entre el patriarcado y el neoliberalismo es la explotaciónde los cuerpos de varones y mujeres. Promovemos nuevas formas de educaciónformal y no formal desde la infancia en función de generar un pensamiento y unaactitud crítica y constructiva que democratice los vínculos familiares yorganizacionales reconociendo a la familia como primer espacio simbólico depoder.
La lucha por la equidad de género es unalucha por la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones. Se hacenecesario la politización de todos los espacios que aún hoy se consideranno-políticos o “privados”, como las diferentes formas de familia. El reconocimiento de éste como unámbito de interés y análisis político genera responsabilidades conjuntas parael Estado y la sociedad. También es necesaria la transformación de lasorganizaciones sociales y políticas, para que asuman la equidad de géneros comoparte integrante de sus objetivos y/o plataformas políticas y establezcan laparticipación igualitaria de las mujeres en sus estructuras y toma dedecisiones.
Es imprescindible movilizarse y demandarpolíticas tendientes a la eliminación de todas las manifestaciones de violenciacontra mujeres en el ámbito público y privado; que los Estados cumplan con lostratados ya firmados y ratificados en relación a la problemática de derechos;que garanticen el pleno ejercicio de derechos sexuales y reproductivosconsiderando que es ineludible la educación sexual desde la infancia. Plantearque el Estado garantice el acceso gratuito a la información y métodosanticonceptivos y/o la despenalización y legalización del aborto, teniendo encuenta la perspectiva de géneros en el diseño, ejecución y evaluación de laspolíticas públicas; la elaboración y profundización de estrategias conjuntas deluchas contra la trata, tráfico y contrabando de mujeres, niñas y niños, apartir de la visibilización de la problemática en el ámbito de la regiónMERCOSUR.
3.- Las políticaspúblicas
El mayor desarrollo de políticas públicasdemocráticas se relaciona con un mayor grado de organización de la sociedadcivil para hacerla más efectiva y con la existencia de estados capaces degarantizar al conjunto de la población el ejercicio de sus derechos humanosfundamentales: alimentación, educación, salud, vivienda, trabajo, seguridad social, recreación y descanso, entreotros. En la lucha por estos derechos reconocemos que “lo público” se construyetanto desde el Estado como desde las Organizaciones Sociales y la SociedadCivil.
En la historia de América Latina, eldesarrollo de políticas públicas democráticas y democratizadoras, capaces degarantizar los derechos de los/as ciudadanos/as, han estado íntimamente ligadascon el desarrollo de las organizaciones y movimientos sociales; es decir, laciudadanía social ha sido conquistada, la mayor de las veces, por la acción delos propios movimientos sociales.
En varios de los países del Cono Sur, se produjo una verdadera regresión en los derechos económicos y sociales marcados por la profundización de las dictaduras y procesos neoliberales, mientras que en otros los movimientos populares lograron –solo en las últimas décadas del siglo XX-, incidir de modo más significativo en los escenarios políticos y con diversos resultados.
La aplicación de políticas neoliberales en las últimas décadas, ha estimulado a las organizaciones y movimientos sociales de la Región a ocuparse crecientemente de los “asuntos públicos” en susacciones, estrategias y prácticas cotidianas, pero también, y según los énfasis de estas estrategias, a hacerse parte en la movilización y demanda al Estado por políticas públicas universales y democráticas. La forma y la calidad de laparticipación de las organizaciones sociales, en el diseño y ejecución depolíticas públicas es desigual en nuestros países, dependiendo de la historia,de los Estados y de los movimientos populares, pero esta demanda hoy se dibujacomo un “horizonte democratizador” para muchos movimientos sociales de laregión.
4.- Reforma agraria integral, soberanía alimentaria yenergética
Entendemosla Reforma Agraria Integral como el acceso a la tierra, a la infraestructura yservicios básicos, recuperación de la semilla y la fauna nativa y acceso acréditos, que supone una responsabilidad del Estado y una construccióncolectiva, enmarcada en la lucha de nuestros pueblos por la soberaníaalimentaria y la defensa de los recursos naturales, oponiéndonos a laprivatización de los mismos y que su explotación favorezca a las mayorías.Nuestros pueblos afirman de este modo el derecho a definir sus políticasagrícolas y alimentarias.
El modelo de mercado agroexportador, basado en el monocultivo y la sobre explotación de la tierra destruye la agricultura campesina y familiar, sus orientaciones, prácticas y saberes, la armonía con el medio ambiente y desecha la preocupación por la calidad de los alimentos y el consumo sano. El modelo neoliberal mercantiliza la tierra, el agua, los bosques, las semillas, el conocimiento e incluso la vida, exigiendo además la concentración creciente de tierras, de recursos y los monopolios en las cadenas de producción y de distribución de alimentos y productos. Las consecuencias deeste modelo afectan e impactan en el ámbito rural y urbano.
Para los/as campesinos/as e indígenas la tierra es todo: acceso a los alimentos, al agua, a la vivienda, al trabajo y la fuente de su cultura e identidad. Reconocer que la relación de los pueblosoriginarios con la naturaleza forma parte de su cosmovisión y se materializa enun territorio determinado históricamente.
Las legislaciones deberían modificarse para que las mujeres tengan acceso en igualdad de condiciones a la propiedad de la tierra y a créditos.
El desafío actual es la seguridad alimentaria,concebida como el derecho humano fundamental a la alimentación en calidad y cantidad necesaria para la vida. Al mismo tiempo, la soberanía alimentaria debetraducirse en el derecho a la alimentación, basada en los derechos de mujeres yde varones, agricultores/as, trabajadores/as rurales, a producir alimentos parasus propios mercados locales y nacionales, con acceso y control sobre suspropios territorios, incluida la tierra y los recursos naturales.
Una educación adecuada que contemple en su currícula los diferentes contextos territoriales, que acompañe el proceso de la reforma agraria, de la seguridad y de la soberanía alimentaria, trabajando la democratización de la vida cotidiana.
Las organizaciones y movimientos sociales se organizan para presionar a los gobiernos y demandar políticas públicas para el sector, que proporcionen un desarrollo sustentable, el ejercicio de la soberanía alimentaria, la preservación del medio ambiente y de los recursos naturales. La región necesita de políticas integrales que visualicen lanecesidad de proyectos que acumulen desarrollo para sus pueblos.
5.- Trabajo y Economía Solidaria
La implantación del modelo neoliberal haprovocado, en relación al ámbito del trabajo un proceso de reducción gradualdel sector obrero y la desaparición progresiva del empleo formal con derechoslaborales asegurados. El principio es la supuesta flexibilidad que debevigorizar el mercado del trabajo, según el paradigma neoliberal. Dentro de losmúltiples efectos de lo anterior, se encuentra el surgimiento creciente de unsinnúmero de actividades y formas de ocupación productiva.
Estas nuevas formas de ocupación son a veces identificadas con nociones de trabajo precario o informal. En este contexto, laagenda política y económica oficial de los Estados se traduce, con frecuencia,en un conjunto de iniciativas y programas institucionales de caráctercompensatorio, asistencial o de emergencia.
Frente a esta realidad emergen distintas respuestas de la economía popular, que van desde estrategias de sobre vivencia hasta propuestas de economía solidaria.
La economía solidaria puede ser definida como un campo de significados y prácticas que responden a la crisis del trabajo asalariado y a una reestructuración productiva del capital, a partir de la reorganización laboral y los modos de apropiación de la riqueza. La economía solidaria supone proyectos, iniciativasy procesos que contemplan acciones financieras, consumo, comercialización,producción y servicios, pero también otros aspectos, como la participacióncolectiva, autogestión, democracia, igualdad, cooperación, autosustentabilidad,promoción del desarrollo humano, responsabilidad social y la preservación delequilibrio de los ecosistemas.
Consideramos necesario propuestas de ley es para la protección de la Economía Solidaria, marcos regulatorios que consideren las condiciones de trabajo de varones y mujeres, protección de los derechos delos niños y niñas; financiamiento desde los estados y las agencias de cooperación así como búsqueda de formas de autofinanciamiento; la formación de redes de mujeres que trabajan en Economía Solidaria, fortaleciendo lo subjetivo de tal forma que les permitan asumir su rol emprendedor y protagónico; nuevas formas de asociación de micro emprendedores y de capacitación e intercambio de saberes.
Los y las representantes de las organizaciones y movimientos reunidos en la ciudad de Rosario nos comprometemos a difundir, profundizar, avanzar y luchar por las propuestas suscritas en esta declaración.
Rosario, Argentina, 4 de octubre de 2006