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Las diversas manifestaciones de descontento que recorren Chile han hecho evidente la crisis del modelo instalado sin cortapisas por la dictadura cívico-militar y afianzado en los gobiernos que le sucedieron. El contexto en que se da este estallido social, antecedentes y proyecciones son abordadas por el Director de ECO, Mario Garcés Durán.

«Este estallido social, difícil de prever en su magnitud y en el momento nos sorprende en un contexto francamente crítico desde el punto de vista social y político. Simplificando y de manera un poco esquemática: Por una parte, desde el gobierno y el Estado, las instituciones viven su peor momento de credibilidad y legitimidad, producto no solo de la corrupción –de la que ya no se salvan ni las Iglesias- sino que además de su abismante distancia e indiferencia con la sociedad y particularmente con el pueblo. Por otra parte, desde el punto de vista de las clases populares y sus luchas, esta movilización que conduce a un “estallido” se hace sin un convocante central, sin orgánicas conocidas (ni partidos, ni la CUT, ni coordinaciones territoriales) por lo que adquiere un “cierto” carácter espontáneo, que hay que matizar, en el sentido que los estudiantes secundarios y diversos movimientos sociales generaron sus propios procesos de organización y de expresión pública que preceden a este estallido: el movimiento mapuche desde fines de los 90; el movimiento estudiantil, secundario y universitario (mochilazo, en 2002; revolución pingüina, en 2006; movimiento por la educación pública, en 2011); el movimiento “No + AFP”1 desde 2016; el “mayo feminista” de 2018; los diversos movimientos socio ambientalistas y de lucha por el “agua y los territorios”; las luchas y huelga de los profesores en 2018, etc. Todas estas luchas tienen un alto valor, pero carecen hasta ahora de instancias de coordinación y unificación suficientes.

No resulta fácil proponer una perspectiva analítica sistemática de lo que hemos vivido y estamos viviendo en estos días. En primer lugar, porque los sucesos aún están en desarrollo; en segundo lugar, porque la situación desafía nuestras categorías analíticas tradicionales y, en tercer lugar, por las cargas subjetivas que representa para muchos de nosotros –los que vivimos la dictadura- volver a ver a los militares en las calles. Pero aun así, es necesario intentarlo.»

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Fuente: ongeco.cl